sábado, 20 de octubre de 2018

Comunidades de aprendizaje

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La atención a la diversidad es una cuestión que ha ido cobrando más y más importancia en nuestra sociedad. Y es algo que está muy bien, porque no somos androides, no tenemos un número de serie, bueno, el DNI echa un tufillo parecido; lo que si no pasa es que salgamos todos de fábrica con las mismas características. Por suerte, la naturaleza es sabia y sabe que debe de equivocarse al copiar el modelo de ser humano para que éste sea perfecto, es decir, único e irrepetible.

Pero esto presenta un gran problema: es muy difícil de contentar a todos, porque es complejo satisfacer todas sus necesidades específicas. Cada persona es un mundo. Cada cual tiene su propio potencial, mayor o menor, pero que es posible desarrollar y es el deber de la educación hacer todo lo posible por que se haga al máximo.

Como se puede intuir en el resto de entradas, soy un ferviente defensor de la educación pública, pero no del sistema actual en sí. Ese cierto desagrado que muestro hacia estas escuelas innovadoras e interesantes, es más por su condición no pública, habitualmente, que por los métodos que usan en sus clases. Por otra parte, podría considerarse como positivo que exista un ámbito educativo más predispuesto a probar nuevas ideas, ya que pueden servir de conejillos de indias con los que probar su eficacia. Todo ello sería positivo si al final se hiciera algo de caso en el sistema público.

Entre las dos opciones a elegir, hablar del O Pelouro o las comunidades de aprendizaje, me quedo con la segunda porque no entendí muy bien cuál era el objetivo de éstas cuando vimos la entrevista a uno de sus máximos representas, Ramón Flecha. Sin embargo, quiero remarcar unas palabras que si me llegaron. Dijo, más o menos, que la educación no es el derecho de asistencia, sino el de tener los tratamientos y situaciones que mejoran los resultados de los alumnos, es decir, el derecho a lamejor educación posible que se pueda ofrecer. Además, el ejemplo que se nos ofreció de su aplicación es en un colegio público llamado Las Cigüeñas y situado en Rivas-Vaciamadrid.

Las comunidades de aprendizaje son el estadio más avanzado de desarrollo de las prácticas pedagógicas de éxito potenciadas dentro del proyecto de investigación europeo, Includ-ed. El objetivo de este proyecto es lograr el éxito académico y reducir el fracaso escolar, gracias a dos factores clave: las interacciones y la participación de la comunidad.

En este caso concreto llevan tres cursos aplicando los consejos del proyecto, aunque no por parte de todos los profesores, ya que parece que no es obligatorio, aunque la dirección se muestra muy favorable a ello. De quienes si parecen tener completo y total apoyo es de las familias, de quienes se espera una participación activa y respeto hacia la labor docente.

El método de enseñanza se basa en la comunicación y no tanto en la simple retahíla de conocimientos. Es un aprendizaje basado en el dialogo, por ejemplo, en vez de mandar un trabajo sobre una lectura, se realiza una tertulia con la que todos pueden aprender. La ayuda entre los propios alumnos es esencial en este modelo, aquellos más aventajados ayudan a los que tienen más dificultades, aprendiendo los unos con los otros. Lo que genera un ambiente cooperativo y no competitivo.

Estos pequeños cambios podrían ser aplicados igualmente en la educación secundaria, calibrados, claro, con la complejidad de los contenidos dados a este nivel. Quiero destacar su valoración de la comunicación y la participación como ejes centrales del aprendizaje, potenciar el dialogo y las habilidades sociales es vital. En este caso es muy sencillo responder a la pregunta "¿y esto para que me sirve?", porque sirve para toda la vida.

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