lunes, 24 de septiembre de 2018

¿Más inversión en la educación?

El capital es el centro de la sociedad moderna; todo gira a su alrededor y todo se mueve por su causa. Si falta, apaga y vámonos.

Hemos vivido una época de reajustes y recortes, de alarma social cada vez que el gobierno de turno anunciaba que había llegado a la conclusión de que se debía de reducir los gastos en tal o cual sector para cumplir con lo acordado con la Unión europea. Sin embargo, no todo son porcentajes del PIB o un cero arriba o abajo en un presupuesto. Un mayor gasto no implica un mejor servicio. Todo dinero debería de ser invertido eficientemente, más si este es dinero público, que a diferencia de lo que piensan algunos políticos, no pertenece a nadie porque pertenece a todos. La clave no debe de ser más gasto público, sino más inversión. 

Durante los años previos a la crisis se "invirtieron" grandes cantidades de dinero en infraestructuras superfluas e innecesarias, se inflaron los, de por sí, altos presupuestos para luego obtener de estos gastos unos réditos prácticamente nulos. El dispendio en estos casos no supuso ninguna mejora, sino una carga que endeudó y endeuda a muchas poblaciones. Estas no fueron inversiones, sino un gasto evitable.

¿Puede ser una alta inversión en la educación igualmente desastrosa? Sí. Sobre todo, cuando se entienden las inversiones como algo necesariamente material. Es decir, construcción de instalaciones o la mera mejora de las dotaciones existentes. Un edificio lleno de laboratorios es perfecto e ideal, pero solo si tiene alumnos que hagan uso de ellos y buenos profesores para enseñarles. Los proyectos y obras faraónicas no son mejores porque tengan de excusa la educación o la cultura.

No todo gasto público es inversión, incluso si se da en la Educación. El mantenimiento de las instalaciones existentes y los salarios del personal son un gasto público siempre necesario. Una inversión es aquel gasto que se da tras un estudio previo de las condiciones existentes y la creación de una serie de objetivos a conseguir gracias a este gasto. Seguir manteniendo un modelo inviable o defectuoso, nunca puede ser considerado una inversión, o por lo menos no una buena. La inversión se da para mejorar, para obtener unos resultados.

Otra cuestión a tener en cuenta es la cantidad empleada. Parece lógico que a mayor cantidad empleada mejores resultados. Sin embargo, la realidad demuestra que no siempre es verdad. Sin entrar en un análisis exhaustivo de los datos, parece ser el caso del País Vasco, comunidad que obtiene unos resultados peores en el informe PISA que muchas otras comunidades autónomas, aún a pesar de ser la comunidad en la que más se "invierte" en educación tanto de forma pública como privada por parte de las familias. 

La calidad de las aulas y de los materiales usados es importante, claro que sí, pero se tiende a olvidar la calidad del profesorado y de su trabajo. No porque éste carezca de conocimientos en su materia, sino por la falta de verdadero interés docente o incluso formación en ello. Es necesaria una mayor inversión en la calidad docente de los profesores más que en su control de la materia, ya que esto repercutirá en unos mejores alumnos y, por tanto, se logrará una mejor educación. También es una inversión proporcionar ayudas y becas a aquellos alumnos que por falta de recursos económicos pudieran quedar descolgados del sistema y a aquellos alumnos más brillantes para que puedan conducir investigaciones y proyectos de toda índole.

En definitiva, considero, aunque suene contradictorio, que necesitamos mayor inversión en Educación y menor gasto público. Porque un gasto puede ser puntual, pero una inversión puede ser para toda la vida. En el caso de la educación puede suponer una mejora no solo de ella, sino de la sociedad en general.

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