El capital es el centro de la
sociedad moderna; todo gira a su alrededor y todo se mueve por su causa. Si
falta, apaga y vámonos.
Hemos vivido una época de
reajustes y recortes, de alarma social cada vez que el gobierno de turno
anunciaba que había llegado a la conclusión de que se debía de reducir los
gastos en tal o cual sector para cumplir con lo acordado con la Unión europea.
Sin embargo, no todo son porcentajes del PIB o un cero arriba o abajo en un
presupuesto. Un mayor gasto no implica un mejor servicio. Todo dinero
debería de ser invertido eficientemente, más si este es dinero público, que a
diferencia de lo que piensan algunos políticos, no pertenece a nadie porque
pertenece a todos. La clave no debe de ser más gasto público, sino más
inversión.
Durante los años previos a la
crisis se "invirtieron" grandes cantidades de dinero en infraestructuras
superfluas e innecesarias, se inflaron los, de por sí, altos presupuestos para
luego obtener de estos gastos unos réditos prácticamente nulos. El dispendio en
estos casos no supuso ninguna mejora, sino una carga que endeudó y endeuda a
muchas poblaciones. Estas no fueron inversiones, sino un gasto evitable.
¿Puede ser una alta inversión en
la educación igualmente desastrosa? Sí. Sobre todo, cuando se entienden las
inversiones como algo necesariamente material. Es decir, construcción de
instalaciones o la mera mejora de las dotaciones existentes. Un edificio lleno
de laboratorios es perfecto e ideal, pero solo si tiene alumnos que hagan uso
de ellos y buenos profesores para enseñarles. Los proyectos y obras faraónicas
no son mejores porque tengan de excusa la educación o la cultura.
No todo gasto público es
inversión, incluso si se
da en la Educación. El mantenimiento de las instalaciones existentes y los
salarios del personal son un gasto público siempre necesario. Una inversión es
aquel gasto que se da tras un estudio previo de las condiciones existentes y la
creación de una serie de objetivos a conseguir gracias a este gasto. Seguir
manteniendo un modelo inviable o defectuoso, nunca puede ser considerado una
inversión, o por lo menos no una buena. La inversión se da para mejorar, para
obtener unos resultados.
Otra cuestión a tener en cuenta
es la cantidad empleada. Parece lógico que a mayor cantidad empleada mejores
resultados. Sin embargo, la realidad demuestra que no siempre es
verdad. Sin entrar en un análisis exhaustivo de los datos, parece ser el caso
del País Vasco, comunidad que obtiene unos resultados peores en el informe PISA
que muchas otras comunidades autónomas, aún a pesar de ser la comunidad en la
que más se "invierte" en educación tanto de forma pública como
privada por parte de las familias.
La calidad de las aulas y de los
materiales usados es importante, claro que sí, pero se tiende a olvidar la
calidad del profesorado y de su trabajo. No porque éste carezca de conocimientos
en su materia, sino por la falta de verdadero interés docente o incluso
formación en ello. Es necesaria una mayor inversión en la calidad docente de
los profesores más que en su control de la materia, ya que esto repercutirá en
unos mejores alumnos y, por tanto, se logrará una mejor educación. También
es una inversión proporcionar ayudas y becas a aquellos alumnos que por falta de recursos
económicos pudieran quedar descolgados del sistema y a aquellos alumnos más brillantes para que puedan conducir investigaciones y proyectos de toda índole.
En definitiva, considero, aunque
suene contradictorio, que necesitamos mayor inversión en Educación y menor
gasto público. Porque un gasto puede ser puntual, pero una inversión puede ser
para toda la vida. En el caso de la educación puede suponer una mejora no solo
de ella, sino de la sociedad en general.
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