viernes, 19 de octubre de 2018

Beware of Hogwarts

Cuando salieron los representantes del IES Hogwarts: Paula, Jorge y Eva, a vendernos su producto oculto, ya me temía yo que no iba a ser el que tuviera más valor material o el que pudiera venderse tan solo por sus características, como nuestra brújula "Orientator". Una pinza los domino a todos. A mí no.


Nunca me ha gustado la teletienda, porque no me gusta la gente que te quiere vender la moto. El de la teletienda es un formato hecho para vender una necesidad que no se tiene a todo aquel temerario que se atreva a prestarles algo de atención. Las pinzas no necesitan venderse, son útiles, son necesarias, son básicas. Son un héroe oculto, como han llamado a aquellos objetos cotidianos en la exposición que hay en frente de San Pablo. 




La educación es igual. Es algo tan básico que es un derecho y todo. ¿Cómo hacer que la gente valore la educación? Mal vamos si la vendemos como la panacea a todos los problemas, como la vía para lograr el mejor trabajo o uno cualquiera.  Tenemos que hacerla ver como algo normal, cotidiano, que es parte de todas nuestras vidas, aunque no le demos siempre la importancia debida. Que sea una heroína oculta también, siempre presente como base de nuestras vidas y nuestra sociedad. La educación tiene que dejar de ser tanto solo un medio y pasar a ser un poco un fin en sí misma.


¿Cómo hacerla algo habitual? Pues promocionando la participación escolar, no solo de los alumnos, sus familiares y los profesores, sino de toda la sociedad. Abriendo las escuelas, los institutos (el RRI de mi ex-instituto dejaba bien clarito que, si no tenías cuestiones administrativas, no te molestases en ir al centro). Procurar que los alumnos realicen actividades culturales abiertas a toda la sociedad, trabajos, exposiciones, debates...que lo que den en clase salga de ella, lo practiquen. Animarles a participar en actividades solidarias, para darles una base de civismo. Realizar semanas temáticas en las que colaboren con alumnos de otros cursos e incluso escuelas, con los padres y profesores como iguales, con respeto y sin competitividad.


Dejémonos de promocionar las escuelas y la educación con actividades chulas y llamativas o nuevos métodos ultra-innovadores, dejémonos de brillantinas y hagamos actividades verdaderamente profundas, cuyos resultados brillen por sí mismos y atraigan a aquellos hechizados por la teletienda. Lleguemos a sus corazones y no a sus carteras.

1 comentario:

  1. ¡Hola, Diego! Me pasaba por tu blog para comentarte que me parece que tienes un estilo muy divertido a la hora de redactar las entradas, y considero que tiene mucho mérito mezclar el humor con las "tareas" de clase. Me ha gustado especialmente este post, la clase fue bastante graciosa, y la manera en la que lo cuentas es muy real y me ha hecho reír. ¡Sigue escribiendo las entradas así de bien!

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